“En cada niño se debería poner un cartel que dijera: Tratar con cuidado, contiene sueños”
Mirko Badiale
Llevo unas semanas de locura, sin parar, con mil cosas en la cabeza, nos vamos al pueblo, volvemos a Madrid y entre tanto jaleo… Saca tiempo para estudiar que los exámenes están a la vuelta de la esquina.
Y hoy, ahora, me siento a reflexionar, porque me ha dado un vuelco el corazón esta mañana a primera hora…
Después de muchas semanas de espera, de listas y listas y listas (sí hablo del cole y del caos que está suponiendo la asignación para empezar el próximo curso) hoy por fin, he llevado todos los papeles de la matrícula.
Claro que estoy contenta, empieza una nueva etapa y sé que él también va a estar feliz.
Pero… Ese pero…
Llevamos desde que empezó esta pandemia juntos en casa, disfrutando, aprendiendo, con tranquilidad, a nuestro ritmo… Y pensar que en dos meses todo va a cambiar… También me entristece.
Son sentimientos encontrados, por un lado felicidad pero por otro… Me gusta estar con él, despertarnos juntos, hacerlo todo juntos.
Estos tres años se me han pasado volando, no me he enterado, no sé en qué momento mi Pequeño se me ha hecho tan mayor, creo que no lo he visto venir.
Recuerdo cuando me decían, disfruta de él que esto se pasa muy rápido, no era consciente de lo que me decían, incluso en algunos momentos pensaba… ¡Cuando serás mayor! Y ahora es cuando lo veo claro.
Ahora le miro, tan alto, con todo lo que habla y lo que pregunta, con esas ganas de vivir y de descubrir el mundo, esa emoción cada vez que pasamos por la puerta de su futuro cole y me dice con su preciosa sonrisa:
- Mami, ese es mi cole, voy a tener muchos amigos y una profe y luego tú vendrás a buscarme.
Y yo solo puedo pensar… De verdad, ¿En qué momento te has hecho tan mayor mi niño?
Pues así estoy hoy… Y necesitaba decirlo y expresarlo.
Hoy es el primer paso de un nuevo comienzo, de una nueva etapa en nuestras vidas.
Estoy convencida de que va a ser maravilloso, de que va a ser feliz en este cole, claro que sí, él está emocionado e ilusionado, y yo lo estoy por él.
Ahora que estoy sentada y escribiendo, me veo egoísta por pensar así, por tener ese sentimiento de tristeza, pero no lo puedo evitar.
Ese sentimiento de madre leona y protectora sale y esa incertidumbre de no poder tener todo controlad también…
He aprendido tanto en estos últimos tres años, he aprendido a vivir, a amar sin medida, a tomarme todo con más calma, he aprendido que los besos y los abrazos siempre serán el mejor regalo y que una sonrisa lo puede curar todo.
Ahora toca seguir aprendiendo en esta nueva etapa que está a punto de comenzar en casa, adaptarnos a otras rutinas, soltar un poco más, seguir confiando en lo que hemos estado sembrando y seguir disfrutando y viviendo la vida juntos.
Gracias mi niño, mi Pequeño Caballero por haberme enseñado tanto, por darme la ilusión y las ganas de luchar, por hacerme mejor persona y por sanar mis heridas más profundas.
Todavía nos quedan casi tres meses de disfrutar cada día juntos, del verano, del agua y de la familia, en septiembre ya os contaré como empezamos y qué tal lo llevamos.
¿Y vosotros? ¿También tenéis estos sentimientos o los habéis tenido en algún momento?
Para mí todo es nuevo, es intenso, no es lo mismo vivirlo desde el lado de la escuela como profesora que vivirlo ahora desde el lado mamá.
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¡Gracias Familias! Y ¡Feliz Crianza!