Confinamiento, teletrabajo y ¿Conciliación?

“No podemos resolver problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando lo creamos”

Albert Einstein

Seguramente, en estos días extraños, os estará tocando lidiar con este cambio drástico de vida, con un teletrabajo el cual requiere más horas que el trabajo normal del día a día, además con los peques en casa sin salir y sin ninguna posibilidad de tener ayuda externa.

Sé que muchas familias lo estáis pasando mal, llegáis a la noche con un sentimiento extraño, sin saber cómo resolver esta situación.

Por ello quería una colaboración como esta. Como bien dice el post, no está la solución a la conciliación, parece que no hay una varita mágica, pero sí os puede ayudar a ver que muchas familias están en la misma situación y vuestra visión y apertura de mente puede cambiar mucho una misma situación.

Ella es Elena, una de las psicólogas de mi querida Casa Grande, ha querido contaros como es su día a día en casa, trabajando tanto ella como su marido y con un niño pequeño, un Pequeño Superman.

Os aseguro que os vais a sentir muy identificados con ellos. Muchas gracias Elena por querer compartir con nosotros todas tus vivencias y por seguir guiándonos a todas las familias que nos conectamos con vosotros en Casa Grande.

¡Ánimo familias! Esto no es fácil, pero hay que seguir con ello, intentar manteneros positivos por vuestros hijos, intentar disfrutar de aquellos momentos importantes que podáis sacar para estar juntos.

Supongo que much@s al leer este título os habréis llevado las manos a la cabeza y esperanzadores pensáis que vais a leer la solución para llevar a cabo esto de la conciliación durante el confinamiento.

Pero primero, paremos un momento, ¿alguien se ha parado a buscar el verbo conciliar en el diccionario? (Os confieso que yo no la había hecho hasta ahora y menuda sorpresa me he llevado…)

Conciliar: “Hacer compatibles o aproximar cosas inmateriales que aparentemente son contradictorias o diferentes.”

¡OMG! Que resulta que trabajar y cuidar de los niñ@s son cosas contradictorias, pues ahora lo entiendo todo…

Después de esta introducción los que estabais esperando la varita mágica… ya sabéis que no va a suceder… pero Ana me ha pedido que os cuente cómo hacemos en casa para teletrabajar los dos y llevar al día las tareas domésticas, mientras tenemos un Pequeño Superman volando por toda la casa, que menos mal que no es muy grande… y allá voy!

Nosotros vivimos en un piso pequeño, dos habitaciones, un baño y… UNA TERRAZA! Sssssssiiiiiiiiiiiii!!! Señoras y señores tenemos terraza, y además útil; un bien que se ha vuelto muy cotizado en estos tiempos…

Y ¿cómo nos apañamos? Pues como podemos, no os voy a engañar…

Papá se levanta a las 7 para poder trabajar unas 3 horitas antes de que el PS se despierte, que menos mal que no nos ha salido muy madrugador… Porque una vez que se levanta, ¡comienza la revolución! “¡Buenos días papi, buenos días mami, a desayunar!”; el mueble de la cocina que contiene las cositas del desayuno se abre y se cierra mientras unas pequeñas manitas colocan absolutamente todas las opciones en la encimera, cereales, galletas, pan… y así comienza nuestra maratón diaria.

Mamá tiene una jornada de 25 horas repartidas de martes a domingo, pero estas semanas había que reinventar el recurso para poder funcionar online y las 25 horas se han quedado muy cortas…

Intentamos programarnos las horas de trabajo para no coincidir mucho tiempo los dos a la vez, pero hay veces que es imposible. Si nos programan reuniones a la misma hora ambos tenemos que conectarnos y no podemos estar en el mismo sitio, así que normalmente yo me voy a la cocina (mis familias ya se la deben saber de memoria) y papá se queda en el salón, porque el escenario del salón es un poco más serio para que lo vean los señores alemanes… Pero el otro día mientras papá estaba reunido, sus compañeros comenzaron a oírme cantar:

  • Se oye a alguien cantar…
  • Sí, es mi mujer, está trabajando…

En la cuarentena las siestas se han terminado para nosotros, y digo para nosotros porque el PS no la perdona ni un día y nosotros aprovechamos ese tiempo también para trabajar. Nuestros horarios se han ido adaptando a lo que nos facilita la vida a los tres, dentro de una rutina (estaréis agotados de escuchar esta palabra, pero es que ayudan mucho). Todo se ha visto retrasado (comida, siesta, hora de dormir…) pero mantener los horarios de la escuela infantil en nuestro caso no era productivo.

Tratamos de planificar las comidas y las cenas de toda la semana, esto nos facilita hacer la compra y nos hace menos cansado ese momento de ¿qué comemos mañana? ¿Qué sacamos para cenar?

Pero a pesar de toda esta “organización” el otro día papá y mamá estaban cada uno con su ordenador en el salón terminando unas cosas antes de comer. La comida estaba en el horno y el PS jugando en su habitación; hasta aquí todo controlado. Eran las 2 de la tarde y el PS debió empezar a notar los síntomas característicos del hambre, así que apareció en el salón a decirnos que tenía hambre. Como aún faltaba un poquito para que la comida estuviera lista, le ofrecimos un “entrete” (un trozo de pan en este caso) y nos pidió ver una peli. Pusimos la peli y volvimos a nuestras respectivas pantallas. Pasados 15 minutos el PS no había hecho ningún ruido, no había pedido que le cogiéramos, no había vuelto a decir nada de nada y tod@s l@s que tenéis niñ@s sabéis que mucho tiempo sin ruido solo puede significar dos cosas:

  • Está liando alguna
  • Se ha dormido

Pues sí, ¡BINGO! Levantamos nuestras cabezas de las pantallas y el PS se había quedado dormido con el trozo de pan en la mano y sin comer. En ese momento os puedo asegurar que el sentimiento de malos padres nos inundó como hacía tiempo no recordaba, porque encima para rematar la jugada le despertamos… No despertarle hubiera significado despertarse a las 4 sin comer y adiós a nuestro tiempo de trabajo durante su siesta, y el día se nos habría complicado mucho…

Cuando lo cuento me río, la verdad es que si te lo imaginas la situación era bastante cómica, pero en ese momento tuve que aguantarme las ganas de llorar… Es lo que tienen los efectos del confinamiento, los sentimientos están para todos multiplicados por 5.

Por la tarde intentamos hacer alguna actividad en familia tirando de creatividad lo que podemos: montamos ciudades con legos y playmobil, pescamos, hacemos marionetas, pintamos con casi cualquier cosa, vemos una peli, leemos cuentos, jugamos a los bolos, cocinamos juntos o simplemente nos tiramos al suelo… y así llegamos a los aplausos de la 20h que nos recolocan.

¿Y qué viene después de los aplausos? Pues viene un rato de desconexión para mamá y papá haciendo deporte y un rato para que el PS vea en YouTube (pero en la TV) como una niña abre huevos sorpresa y le van saliendo diferentes figuritas…

La situación de cómo hacemos funcional tampoco tiene desperdicio: cada uno en un extremo del pasillo (no cabemos en otro sitio), y el peso puede ser: botellas de leche, el correpasillos del PS lleno de botes de refresco, geles, champús, los maletines del ordenador…

Y para culminar utilizamos de esterilla el suelo de puzzle del PS. Imaginaros toda esta escena en vuestra cabeza y ya después de reíros, llegaréis a la misma conclusión que yo: lo que el confinamiento no separe, ya no lo separa nadie…

Y después de esta desconexión, entramos ya en momento baño, cena y dormir, junto con videollamadas varias con toda la familia para que el PS les alegre un poco el día con sus cosas.

El COVID nos ha obligado a parar, nuestras vidas están todas patas arriba… Pero es el momento de relajarnos y pensar que lo que no esté ese día, ya puede esperar.

Podemos ver la TV, leer cuentos o hacernos cosquillas y en ese momento soy consciente de que quizá no seamos los mejores padres, que quizá no estemos trabajando todo lo bien que debiéramos… pero el COVID nos está regalando momentos en familia y tenemos que disfrutarlos mientras dejamos que la naturaleza se recomponga fuera.

Ojalá aprendamos algo de todo esto…

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2 comentarios sobre “Confinamiento, teletrabajo y ¿Conciliación?

  1. Me he emocionado leyendo este post, la situación actual es muy difícil para todos, pero es cierto que hay que mirarlo por el lado bueno ya que es tiempo “regalado”. Lo mejor que sacamos de toda esta situación es el tiempo en familia. Muchas gracias por escribir cosas tan bonitas y tan reales chicas!

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