Crisis del Desarrollo

“El que vence a los demás es fuerte. El que vence a sí mismo es poderoso”

Lao Tzu

Ya os hablé de los Periodos Sensibles de María Montessori y de sus Principios Pedagógicos y hoy os quiero hablar de las llamadas Crisis del Desarrollo en los niños, que la misma María Montessori los describió como, momentos evolutivos de grandes cambios físicos e intelectuales, los cuales nosotros como adultos, debemos conocer y saber gestionar de forma muy respetuosa.

Si estas crisis son superadas y acompañadas de forma amable, se van a convertir en una fuente enorme de conocimiento y de desarrollo a todos los niveles por parte del bebé.

Estas crisis evolutivas se van a dar en los tres primeros años de vida, coincidiendo con la etapa de mente absorbente, una etapa vital para los niños y son:

  • CRISIS DEL NACIMIENTO: El bebé pasa de estar en el útero materno, con todas sus necesidades cubiertas, a tener que respirar, comer, poner en marcha todos sus sistemas, etcétera, por sí mismo. Según María Montessori, esta crisis se suele dar en las primeras 6 – 8  semanas de vida. En este momento, lo que necesitan los bebés es estar con su madre para el desarrollo del apego y el vínculo, estar tranquilos y no sobre estimulados, es decir, necesitan un ambiente lo más estable y tranquilo posible.
  • CRISIS DE LA ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA: Hasta los 6 meses de vida, la alimentación del bebé debe ser exclusivamente de leche (leche materna o leche artificial) y a demanda (tanto el pecho como la leche de fórmula) es decir, el bebé va a comer tantas veces como nos lo demande. A los 6 meses vamos a empezar, poco a poco, con esta alimentación complementaria, teniendo siempre de base la leche. El bebé nos indica que ya está preparado para esta alimentación cuando es capaz de sentarse solo, cuando van apareciendo los primeros dientes o cuando empieza a mostrar interés por otro tipo de alimentos. Esta introducción de alimentos se debe realizar de forma amable y respetuosa, siempre observando al niño y respetando lo que quiere y lo que no, sin obligar a comer nada. Una forma respetuosa de ofrecer este alimento, es dejárselo delante y que él mismo tenga la posibilidad de manipularlo o probarlo. El método  BLW (Baby led weaning o alimentación autorregulada) es muy adecuado para esta introducción de alimentación complementaria, ya que significa ofrecer al bebé este alimento de forma muy respetuosa y ajustada a él sin necesidad de pasar por el alimento triturado.
  • CRISIS DEL DESPLAZAMIENTO: Alrededor de los 9 meses, el bebé empieza a tener la capacidad de desplazarse, primero con el gateo, luego se irá agarrando a los muebles para intentar ponerse de pie, cuando lo consiga, empezará a desplazarse agarrado y de forma lateral, hasta que finalmente acabará andando por sí solo. Este momento coincide con algo muy importante de lo que ya hemos hablado, la ansiedad por la separación, ya que es en este mismo momento cuando empiezan a tener conciencia de sí mismos y de su cuerpo. Para ayudar a los pequeños en esta crisis del desplazamiento, lo primero que tenemos que tener claro es que no podemos forzar sus ritmos naturales, debemos tener un ambiente preparado para este desplazamiento, que tengan estímulos que les puedan llamar la atención, ayudarles cuando lo necesiten y sobre todo velar por su protección y seguridad. Pero jamás, forzar, coger de las manos, regañar o comparar. Siempre las edades son orientativas, hay niños que gatean antes y otros después o incluso que no llegan a gatear, niños que andan antes y otros después, pero el resultado siempre es el mismo, los niños aprenderán a andar cuando estén preparados.
  • CRISIS DE AUTOAFIRMAMIENTO: Se empieza a dar alrededor de los 18 meses, cuando el niño empieza a reafirmarse y aparece el temido “no”. Este “no” es simplemente su reafirmación como un niño independiente de su madre, un niño que tiene opinión propia y que la expresa como tal. Esta crisis se supera cunado el niño cambia el “no” por el “yo”. Este cambio significa que el niño ya es consciente de que es un ser individual y único y por tanto empieza a actuar como tal.

Estas crisis se dan en todos los niños, por ellas van a pasar todos, por eso es bueno y preciso conocerlas. Estas crisis irán unidas a esos periodos sensibles, a esas temidas explosiones emocionales o rabietas, es decir, que nuestros pequeños pueden pasar algunos momentos difíciles a lo largo de estos primeros años de vida.

Entender y acompañar de manera amable, con mirada amable, es vital para conseguir que los niños superen cada etapa y cada crisis de manera correcta, haciendo incluso aprendizajes fuertes de cada una de estas crisis y reafirmando su autoconfianza.

Nosotros como adultos debemos estar con ellos, acompañarles, guiarles, mostrarles nuestra confianza en ellos, agacharnos, mirarles a los ojos y algo esencial, utilizar la observación para conocer a nuestros hijos, para poder prevenir ciertas circunstancias o ciertos momentos que pueden generar tensión o malestar en el pequeño, utilizar la escucha activa, aprender a entenderlos y así ayudarles de la mejor manera posible.

Los tres primero años  son la base de toda nuestra vida, por eso debemos estar atentos a todos estos cambios y poder así ofrecerles el mejor ambiente para ellos, ese ambiente donde puedan aprender, donde se sientan seguros y queridos por encima de todo y donde nosotros seamos, en definitiva, nuestra mejor versión para así ofrecérsela a nuestros hijos.

¡Muchas gracias familias!

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