INSTANIÑOS

«La irrupción de las nuevas tecnologías nos obliga a educar a los niños de forma distinta» Howard Gardner

¿Qué opináis sobre las Nuevas Tecnologías? ¿Os gusta subir fotos de vuestros pequeños a las redes sociales? ¿Estáis informados de lo que realmente puede suceder si en un futuro vuestros hijos no quisieran ser parte de esas fotos subidas? ¿O la repercusión que podría tener para sus vidas el hecho de tener todo publicado en Internet sin su consentimiento?

Mi gran amiga y abogada especialista en Derecho Digital, Lorena Rivera, nos da respuesta a estas y otras preguntas en esta colaboración tan especial.

Un tema muy interesante para reflexionar y replantearnos como papis y mamis la seguridad de nuestros hijos, además de la repercusión para su futuro.

Espero que os guste y lo disfrutéis, gracias Lorena.

Decían Warren y Brandeis, allá por 1890, que la privacidad es  el derecho a que te dejen en paz o el derecho al olvido, aunque, más de 100 años después, con el auge de las nuevas tecnologías eso parece cada vez más complicado. 

La primera pregunta en este sentido se hace obvia: ¿tienen los niños derecho a la privacidad? Y, aunque la respuesta se haga obvia, conviene recordar que este derecho está fijado, de forma específica para los niños, en la Convención de los Derechos del Niño, ratificada por España en 1990, que dice así:

“Artículo 16

1. Ningún niño será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia ni de ataques ilegales a su honra y a su reputación.

2. El niño tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o ataques.”

Además de en la mencionada Convención, la privacidad de los niños también se protege, a nivel europeo, a través del Reglamento General de Protección de Datos en Europa, y por medio de la Constitución Española, Ley Orgánica de Protección de Datos y Garantía de Derechos Digitales y Ley Orgánica de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen en España.

Dicho esto, una de las principales problemáticas que nos encontramos respecto a niños y privacidad actualmente es la gran exposición que hacemos, en general, de nuestras vidas, gracias a la proliferación de las redes sociales. Es muy habitual que las personas quieran mostrar, a través de las mismas, detalles personales de los niños que les rodean. Hijos, sobrinos y niños a los que nos pueden unir cualquier tipo de lazo, como la amistad con sus padres, son siempre un motivo de gran orgullo y amor y, muchas veces, es natural que queramos mostrarlos a nuestro círculo (más cerrado o más abierto, dependiendo de cada cuál).

Sin embargo, no debemos perder de vista la “huella digital” que estamos creando en su nombre y que, en algún momento, ellos podrían no desear. A este respecto, debemos tener en cuenta que, mientras los menores no puedan, los padres o tutores legales son los responsables de ejercer ese derecho en nombre de los niños, y deben ser ellos los que velen por los demás.

¿Cómo pueden los padres y tutores legales proteger este derecho de los niños si terceros deciden subir detalles o imágenes de menores en sus redes sociales y aquellos no quieren que esa información no sea pública?

La respuesta a esta pregunta dependerá de una importante variable que es si el tratamiento de información del menor ha sido realizada en el ámbito doméstico o fuera de él.

  • Si nos encontramos en el ámbito doméstico (como por ejemplo, un familiar sube una foto con el niño a Facebook y etiqueta la foto con el lugar donde la familia pasa las vacaciones), podemos recurrir a la protección que brinda la Ley Orgánica de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, y solicitar (i) la retirada de la imagen y (ii) daños y perjuicios, en caso de que los hubiera, a través de la jurisdicción ordinaria.  
  • Si nos encontramos fuera del ámbito doméstico (por ejemplo, un colegio sube una foto del niño en su página web sin un consentimiento previo) podremos poner una sencilla reclamación gratuita ante la Agencia Española de Protección de Datos.

Obviamente, antes de llegar a estos extremos, es del todo recomendable y necesario simplemente requerir a quien haya subido información del niño a las redes sociales a eliminarla, ya que una vía pacífica es más rápida y sencilla, y, en estos asuntos, es muy eficaz. Incluso en caso de que un requerimiento sencillo no funcione, se puede hacer un requerimiento más formal a través de burofax antes de acudir a los mecanismos mencionados.

¿Qué pasa cuando es el otro progenitor el que ha subido la información del menor a las redes sociales?

Este caso ya ha sido regulado por la jurisprudencia en España. Uno de los progenitores tan solo podrá, sin el consentimiento del otro y con su oposición, subir a sus redes sociales imágenes o información del niño que tutela si cuenta con autorización judicial para ello.

¿Qué pasaría si, llegado el momento, el menor considera que han sido sus propios padres o tutores legales quienes han vulnerado su derecho a la privacidad?

Esta es una de las preguntas que más están sonando en foros de privacidad últimamente, en vista de la cantidad ingente de información volcada a la red sobre menores (en muchos de los casos, incluso se publican ecografías de los aún nonatos) por parte de muchos padres y tutores.

Llegado el momento, y, en protección de datos el momento es a partir de los 13 años, el menor puede instar las mismas vías descritas contra terceros o contra sus propios padres o tutores legales, pudiendo solicitar incluso, de forma más que probable, daños y perjuicios. En Europa ya ha habido algún caso de este tipo, y es de esperar que pronto lo tengamos en España.

En definitiva, puede que el llamado “Sharenting”, la documentación exhaustiva en redes sociales de la vida de los hijos, salga muy cara en el futuro. Al igual que las personas protegemos de distinta forma nuestra privacidad (hay personas que no quieren estar en ningún sitio y personas a las que les encanta compartir todo lo que hacen), es posible que el hijo tenga una visión diferente de hasta donde quiere compartir su vida de la que tuvieron sus padres, y, desde aquí, si no hay una regulación específica antes, se pueden vislumbrar multitud de peticiones de daños y perjuicios de hijos a “Instapapis” e “Instamamis”.

Lorena Rivera

Abogada especializada en Derecho Digital

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¿Jugamos?

«El juego es la forma más elevada de investigación» Albert Eintein

¿Qué es el juego? El juego lleva en sí humor, diversión y risa, es una expresión de energías que tienen que ser liberadas por el niño.

Jugar es dedicarse a una actividad para divertirse, siendo fuente de muchos descubrimientos, de esta forma el niño aprende reglas, costumbres y valores, en definitiva, descubre el mundo que le rodea.

Los primeros juegos permiten al niño descubrir su cuerpo, después, con la manipulación de objetos, descubre las características y funcionamiento de los mismos y poco a poco va desarrollando estrategias que le permiten acomodarse al entorno y a las personas que le rodean. De esta manera, cuando juega, desarrolla habilidades y actitudes que podrá emplear en su día a día.

El juego es un ejercicio para la vida real, pero jugar también es experimentar una sensación de control sobre lo que le rodea y sobre sus acciones, ya que él decide cuando empezar, el tema, el desarrollo y el fin del juego y al no esperar ningún resultado concreto, puede tomar las iniciativas que le gusten. De esta manera, el juego se convierte en una fuente de gratificación y contribuye a su autoestima. Cuando encuentre dificulades, va a poder utilizar sus propios recursos personales para poder dar solución al problema, el único límite para él, es su imaginación y los límites que pueda ponerle su entorno más próximo.

Mediante el juego se expresan sentimientos, el juego es el lenguaje primario del niño, le permite liberar su mundo interior y sus emociones, puede desplazar sus deseos y frustraciones sobre los objetos, sirviendo así de escape emocional.

Las funciones básicas del juego son:

Descubrimientos: Aprendizaje

Dominio de sí mismo: Autoestima

Creatividad: Capacidad de adaptación

Expresión: Comunicación de sus sentimientos y relación con los demás

Placer: Interés para actuar

Los componentes del juego son:

Componente sensorial: El juego es una estimulación visual, táctil y auditiva, que va a desarrollar su percepción de las formas y tamaños.

Componente motriz: Se desarrolla la motricidad fina y gruesa, además debe aprender a planificar sus gestos en serie y la coordinación óculo-manual.

– Componente cognitivo: Al aprender cómo funcionan los objetos, aprende también a utilizarlos, su relación causa-efecto, anticipando de esta manera lo que sus gestos provocan.

Componente afectivo: Iniciativa, expresión de sí mismo, placer inmediato.

Componente social: El juego permite al niño relacionarse con sus iguales.

Existen dos tipos de juego, el Juego Libre y el Juego Estructurado. En el juego libre el niño decide qué hacer con los objetos. Este tipo de juego favorece la imaginación, la fantasía y la creatividad. En el juego estructurado, hay unas reglas concretas que rigen la actividad, este tipo de juego requiere que el niño comprenda el desarrollo del juego y las reglas que se aplican y tiene como finalidad un aprendizaje concreto o una habilidad determinada.

En los primeros años de vida del niño se pueden diferenciar distitas etapas en el desarrollo del juego. La primera etapa se caracteriza por la curiosidad, el interés y la atención selectiva del bebé, tanto por su cuerpo como por las personas y objetos que lo rodean. En la segunda etapa, entre los 6 y 18 meses, el niño explora activamente el espacio y lo manipula. Después pasará a la etapa del juego propiamete dicho, entre los 18 meses y los 3 años, juega primero de forma convencional para más tarde utilizar su propia imaginación, hasta llegar hasta los 3 / 5 años, donde ya inventa sus propios escenarios de juego.

De los 0 a los 6 meses: El bebé se descubre a través del contacto con su madre, lo más importante es la interacción madre-hijo. El bebé registra mejor los estímulos táctiles por medio de su cara, boca y planta de los pies, va a descubrir su entorno a través de los sentidos. Durante los primeros meses, la atención se ve atraída por las características de los objetos y por el rostro humano, además le gustan los objetos que se mueven, suenan y brillan.

De los 6 a 18 meses: La curiosidad del niño se concentra en la acción, el niño se vuelve más activo, aprende a moverse por sus propios medios y explora el espacio. Hacia los 7 meses, sus primeros desplazamientos son arrastrándose, hacia los 9 empieza a ir a cuatro patas, esta nueva capacidad de desplazamiento por sí mismo le ofrece una nueva perspectiva de lo que le rodea y le ofrece nuevas experiencias. Gradualmente aprende a desplazarse de lado, después avanza desplazándose de lado, después sujetándole las manos y finalmente él solo.

De los 18 meses a los 3 años: Hacia los 18 meses, el niño utiliza el material de juego de forma apropiada, comprende la verdadera función de los objetos y los utiliza en consecuencia, empieza a combinarlos y aprende rapidamente la fución de un nuevo juguete. El juego simbólico confirma una actividad mental en el niño, la representación. El niño representa un objeto ausente como si estuviera presente gracias a la palabra o la ilustración, a partir de aquí está preparado para el juego de representación, comprende que las imágenes son representaciones, simbolo de la realidad, comprende el juego de la simulación.

El juego simbólico es la base del desarrollo del humor del niño, asociado a la creatividad. Cuanto más creativo es el niño, mejor sabe resolver las dificultades y más facilmente se adapta a las situaciones.

En cuanto al dibujo, las primeras tentativas del niño son los garabatos, le gusta jugar con los colores y le divierte el resultado que producen el movimiento de sus manos.

De 3 a 5 años: A partir de ahora el niño recurre frecuentemente a su imaginación para crear un juego, lo que favorece el desarrollo de la sociabilidad del niño, encuentra divertido relacionar objetos y acciones que no se corresponden. En los dibujos intenta reproducir objetos o personas, pero hasta los 3 años es preferible dejarle terminar antes de preguntar lo que dibuja. En cuanto al dibujo de los muñecos, los primeros ensayos se reproducen hacia los 4 años, consistiendo en una forma redonda que representa la cabeza a la que ha incorporado trazos para las piernas y los brazos.

Cómo jugar con un niño:

De 0 a 6 meses: Iniciarle a mirar, a escuchar, a tocar y dejarse tocar, iniciarle a agarrar objetos, hacerle descubrir el movimiento.

De 6 a 18 meses: Iniciarle a mirar, a escuchar y a comunicar, iniciarle a tocar, a oler, a moverse y a manipular objetos.

De 18 meses a 3 años: Iniciarle a tocar, desarrollar sus habilidades de comunicación, desarrollar su sentido del humor y su comprensión del entorno, favorecer su coordinación fina y agilidad, ofrecerle experiencias de movimientos.

De 3 a 5 años: Iniciarle a la comunicación, favorecer su comprensión del entorno, ayudarle a percibir bien su cuerpo, favorecer su imaginación y su sentido del humor, favorecer su coordinación.

Con quién jugar:

Aprender a jugar con los demás: Saberse comportar con los demás no es innato, esperar su turno, aceptar el compartir, cooperar, respetar a los demás, comprender su punto de vista, son habilidades que el niño debe desarrollar para funcionar en la sociedad. Ese proceso de socialización se extiende a lo largo de los años, primero en casa, después en la escuela y finalmente en la escuela.

Juego en solitario: Durante el primer año de vida el bebé no tiene especial interés en otros niños, el bebé suele jugar solo o con el adulto, descubriendo su cuerpo y el entorno que lo rodea.

Juego en paralelo: Hacia los 18 meses el niño mira a otros niños pero sin compartir, su placer está en estar junto a ellos, observa lo que hacen y la reacción de los adultos, aprendiendo así a comportarse con los demás, esto les permite familiarizarse con los otros. Hacias los 2 años descubre la propiedad, todavía no se siente inclinado a compartir, a esta edad se da el egoncentrimo en el niño.

Juego asociativo: A los 3 años empiezan a jugar con otros niños sin problemas durante algunos minutos, aunque prefier jugar solo con un amigo. Hacia los 4 años, el egocentrismo empieza a disminuir y empieza a tomar conciencia de los derechos de los demás, entonces empieza a compartir, a esperar su turno y a divertirse con los demás. Coopera en juegos de grupos en los que cada uno cumple una función, comprendiendo mejor el sentido de la ayuda mutua.

Juego cooperativo y juego competitivo: En torno a los 6 años, empiezan a fijar ellos mismos las reglas y a cooperar en un proyecto, es el juego cooperativo al que exige el juego competitivo. Jugando aprende a vivir en sociedad, descubre el placer de compartir actividades con los demás, llegando a definir su papel social y a encontrar su identidad, en definitiva, aprende a conocerse.

Todas estas edades son orientativas, hay que tener en cuenta que cada niño es único y especial y se desarrolla en un entorno diferente, con distintos estímulos además de contar con el componente genético.

Jugar con vuestros hijos jamás será tiempo perdido, ellos aprenden pero creo que más aprendemos nosotros, aprovechar estos momentos irrepetibles.

Tarde de Halloween

«Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo» Benjamin Franklin

Ayer fue la noche de Halloween, una noche terrorífica para muchos, pero nosotros fuímos a una fiesta por la tarde, las noches ahora son para dormir.

Hace tiempo descubrimos un maravilloso sitio muy cerca de casa llamado Casa Grande donde puedes ir con tu hijo (de 0 a 4 años) y jugar, leer cuentos, pintar… Un sitio donde compartir tiempo con tu pequeño, totalmente gratuito y dónde te hacen sentir como en tu propia casa, podéis buscar toda la información en su página ( https://www.madrid.es/portales/munimadrid/es/Inicio/Infancia-y-familia/Proyecto-Casa-Grande/?vgnextfmt=default&vgnextoid=0747273a91a33610VgnVCM2000001f4a900aRCRD&vgnextchannel=2fbfb7dd3f7fe410VgnVCM1000000b205a0aRCRD ), además, hay varias por Madrid.

Pues ayer en Casa Grande celebraron una preciosa fiesta de Halloween y nosotros fuímos con nuestra amiga Leyre (ayer Vampirina) y su mami (y gran amiga mía) Tamara.

El pequeño caballero (ayer Calabaza) no estaba muy convencido de lo que pasaba, entró un poco asustado al ver a los monitores pintados y disfrazados, pero todo se pasa rápido porque conoce perfectamente el lugar y además está con mamá y con amiga Vampirina, así que enseguida se ponen a jugar.

Habían decorado parte de la estancia con la ayuda de algunos papás, que trajeron la fiesta de Halloween desde sus países hasta Casa Grande para contarnos cómo se celebra allí este día.

Pudimos ver una mesa dedicada a Japón, a México, a Perú, a Irlanda, a Austria, a España y por supuesto a EEUU.

Cada papá y mamá que había colaborado nos contó al resto de papás y niños qué había en su mesa. Todos los países coinciden en rendir homenaje a los antepasados que ya no están con nosotros.

En Japón por ejemplo se incluyen danzas y bailes y hasta se lanzan farolillos. En Perú son típicas unas máscaras hechas a mano que cubren toda la cabeza, en México los altares con las fotos de los familiares fallecidos y con la comida y bebida que más les gustaba, además de las típicas calaveras mexicanas. En Austria es típico que la gente se marche a la cama dejando pan y agua para poder recibir a los difuntos, en EEUU ya lo conocemos, el típico truco o trato y en España las castañas y la tradición de ir al cementerio al día siguiente. Pero ¿sabíais que fue en Irlanda donde comenzó todo? se celebraba el final de la cosecha y se ponían máscaras para ahuyentar a los espíritus malignos, de ahí los disfraces y bueno, su expansión a EEUU y ya hoy día a todo el mundo.

Todo esto pudimos aprender ayer gracias a todas las mamis y papis que participaron en la fiesta de Casa Grande y quisieron contar sus experiencias en el mundo.

Todos los niños jugaron y luego merendaron dulces traídos por algunos papis además de castañas asadas y para terminar la fiesta, pudimos decorar unas calabazas.

Vampirina y Calabaza se lo pasaron en grande jugando, comiendo, pintando y riendo, fue una tarde preciosa donde además descubrimos muchas cosas.

Qué bueno es dejar que los más pequeños descubran el mundo y empiecen a vivir sus propias experiencias desde tan chiquititos.

Os animo a disfrutar de las fiestas típicas descubriendo nuevas culturas y tradiciones y también os animo a visitar Casa Grande con vuestros hijos, os va a encantar.

Y vosotros ¿Cómo celebrasteís la tarde o noche de Halloween?