Malditos Mordiscos

«La educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela» Albert Einstein

Ya llevamos un mes en la escuela con el nuevo curso, los niños empiezan a estar adaptados, contentos y ya empieza a salir el carácter y la personalidad de cada uno, y con ello, los malditos mordiscos.

Tan malo es que tu niño venga mordido, como que te digan… Bueno, hoy ha mordido a un amigo.

El pequeño caballero muerde, sí, ya ha mordido a alguno de sus compis de clase, pero ¿por qué muerden los niños? Morder es una conducta normal de algunos niños de entre 1 y 3 años, pero es necesario enseñarles desde el primer momento que esa conducta no está bien y que les puede traer consecuencias negativas.

Los niños emplean la boca para explorar y aprender, todos los papis habéis comprobado que vuestros hijos todo se lo llevan a la boca, todo lo investigan chupando y mordiendo. Cuando «están con los dientes» también tienen una necesidad muy grande de calmar esa desazón.

Otra razón muy importante es que la boca también constituye su manera de socializar, tanto con sus iguales como con la gente que está a su alrededor.

Debemos comprender que un niño pequeño no tiene habilidades sociales para comunicarse o para expresar sus necesidades, no puede regular su comportamiento, así que para ellos morder es una manera imediata de conseguir sus objetivos.

Los niños pueden morder para explorar el espacio que les rodea, también pueden morder para defenderse, por ejemplo cuando están jugando y otro amigo les intenta quitar su juguete; o incluso para decir que él quiere hacer las cosas solito y así desarrollar su propia autonomía.

Los cambios en el ambiente son un punto muy importante, la llegada de un hermanito, el comiezo de la escuela, algún cambio significativo dentro de casa o a su alrededor también puede provocar que el niño se revele mordiendo.

El adulto debe estar atento al momento del mordisco y ver por qué lo hace, cuál ha sido el desencadenante de la situación, qué es lo que le preocupa al niño o qué necesidades emocionales tiene. La reacción inmediata debe ser corregir esa conducta, haciéndole ver que eso no está bien, que hace daño a los amigos. Pero nosotros los adultos, debemos ser conscientes de que esa conducta aparece por algo y es ahí donde debemos indagar y actuar.

Hay cosas que debemos evitar hacer en todo momento como pegar, gritar, regañar o amenazar; ignorar la conducta, etiquetar al niño como «el que siempre muerde» o excluirlo de las actividades del aula cuando estén todos los amigos juntos para que no les haga daño.

Y también hay muchas otras cosas que debemos hacer, como reforzar las conductas positivas del niño que muerde, ser un ejemplo mostrando que las cosas se pueden hacer con caricias, o pidiendo por favor o siendo amables. Es importante hablar con el niño para ver por qué lo hace y hacerle ver que está mal.

Mi experiencia con el pequeño caballero ha sido que, efectivamente hay que poner solución inmediata a esta conducta para que no se repita. Él nos mordía cuando intentaba hacer las cosas solito y nosotros no le dejábamos, entonces nos poníamos serios a su altura para corregir la conducta. Cuando comenzó a ir a la escuela también mordió a varios de sus amigos, lo hacía cuando le quitaban un juguete o cuado se ponía muy nervisoso. Al haber sido muy constantes en esta corrección, poco a poco se dio cuante de que no podía hacerlo y él mismo cuado le preguntabámos si se mordía a los amigos nos contestaba que no.

Hay que concienciarnos como padres que los mordiscos son una conducta normal que aparece en muchos niños pequeños, no hay que alarmarse, pero sí poner remedio y solución , además, es una buena oportunidad para enseñar a nuestros hijos a pedir perdón y a ponerse en el lugar del otro.

Ya lleva unas semanas sin morder, esperemos que siga así, y si lo vuelve a hacer, pues se le volverá a corregir.

Espero haberos ayudado, ya sé que este tema es un pco complicado para muchos padres, pero no os preocupéis, son rachas y todo pasa.

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Los Abuelos

«Hay padres que no quieren a sus hijos, pero no existe un solo abuelo que no adore a su nieto» Víctor Hugo

¿Cómo ha cambiado la vida en las últimas décadas? ¿Y la familia? ¿Qué papel tienen ahora los abuelos dentro de la unidad familiar? Podríamos hacernos estas y muchas más preguntas ya que en los últimos años la vida y las circunstamcias de las familias han cambiado de tal forma que los roles familiares también han dado un gran giro.

La familia constituye un elemento nuclear en el proceso del desarrollo, pero realizar una definición de familia es algo un poco complicado. El ideal de familia nuclear cerrado se ha desmoronado a día de hoy, pero esto no significa la pérdida del rol familiar, sino que se han establecido nuevas formas de parentesco y filiación.

En la actualidad, lo normal en una familia es que tanto la mamá como el papá trabajen fuera de casa, de ahí la importancia en la elección de una buena Escuela Infantil (como ya conté en el post anterior) pero hay que conceder un papel relevante en estos momentos de cambios familiares y estructurales a los abuelos (benditos abuelos) quienes en muchas ocasiones ejercen también de segundos padres para sus nietos, por ello, en la vorágine que vivimos hoy día, los abuelos tienen un papel crucial y determinante en el día a día de sus nietos.

Este nuevo fenómeno tiene un nombre ABUELIDAD. En las últimas décadas, el porcentaje de personas que llegan a ser abuelos ha aumentado al igual que el tiempo que los abuelos pueden compartir con sus nietos. Esto ha hecho que la figura de los abuelos cobre una nueva importancia y adquiera una función social relevante e integrada en la familia.

El rol de los abuelos es de gran relevancia y puede adoptar formas diferentes que contemplan la ayuda, el apoyo, la dotación de estabilidad, la mediación o la preservación de la historia familiar. El rol del abuelo está muy condicionado por la edad, afrontándose con mayor actividad e implicación cuando se inicia en edades no avanzadas.

Es importante apuntar que los abuelos no tienen el mismo control sobre sus relaciones que tienen los padres, al ser ésta una relación mediada por los padres es muy sensible a los conflictos. Existen normas implícitas, como la norma de no inferir, respetar las pautas de los padres y no entrometerse en la manera de educar a los nietos, que es importante que se tengan en cuenta para precisamente evitar tales conflictos familiares. Los abuelos son una gran fuente de recursos muy valiosos para toda la familia.

Afortunadamente en nuestra pequeña familia de tres tenemos la suerte de contar con tres maravillosos abuelos jubilados a los que el pequeños caballero adora. Es normal que los roles de abuela y abuelo sean diferentes, siempre las mujeres son las que se «ocupan de todo» por eso hoy os quiero contar la especial historia de Diego con su abuelo (su Abu).

Una de las personas que más ansiaba su nacimento sin duda era el Abu, ayudándome a pintar la habitación, a elegir los muebles, hasta él mismo le hizo un mueble para colgar todas sus camisitas y ranitas. Siempre pendiente de todos los detalles. Cuando nació no dudó ni un momento en cambiarle el pañal, bañarle o incluso descongelar mi leche para darle el biberón cuando yo me incorporé a trabajar. Enseguida aprendió a calmarle, aprendieron a mirarse y a quererse y así con el paso de los días el Abu se integró en nuestra familia de tres. Cada pocas semanas viene a casa para quedarse con su nieto y que así no tenga que madrugar para ir al «cole». Le hace los purés, compra la fruta para la merienda, le prepara la cena, juegan en el parque, en casa, ineventan nuevos juegos y juguetes juntos y hasta duermen en la misma habitación! El pequeño caballero adora a su Abu y el Abu, pues claro, adora a su nieto.

No deja de sorprenderme la gente cuando le pregunta, pero enonces ¿tú le haces la comida? y ¿se la das? pero comerá potito ¿no? y también ¿le cambias el pañal? y si llora ¿que haces?

Y ahora es cuando yo me pregunto ¿es que un abuelo no puede preparar la comida a su nieto o cambiarle el pañal o calmarle cuando llora? me gusta que el Abu sea un gran ejemplo para abuelos y para muchos papás. El Abu disfruta de su nieto y también le educa y le enseña haciédose complice con él en su día a día, le conoce, sabe reconocer sus necesidades en todo momento y eso me enorgullece y creo que es preciso contarlo.

El Abu puede consentir, pero también le pone límites, respeta nuestras decisiones como padres e intenta ajustarse lo más posible a nuesra forma de educar, sin dejar en ningún momento de mimar al pequeño.

Las otras dos Abus por supuesto también hacen un papelón con el pequeño caballero, pero eso es lo «normal» en esta sociedad, por eso hoy quiero destacar tanto al Abu y quiero que sea un ejemplo a seguir por el resto de Abus.

Hay que cuidar a los abuelos, ellos nos ayudan, pero no podemos delegar la educación de nuestros hijos a ellos, hay que saber el papel de cada uno y los abuelos deben saber y respetar sus límites también.