Y el cole… ¿Qué tal?

“Para educar tan sólo hay que amar y respetar”

Joel Artigas

Hace unas semanas os contaba mis inquietudes y mis miedos ante el nuevo periodo que se nos avecinaba, ante ese comienzo del curso escolar y la verdad es que me sentí muy arropada por muchas de vosotras, muchas alzasteis la voz para decirme que os sentíais igual.

Pues después de algo más de un mes desde que el Pequeño Caballero comenzó el cole, aquí estoy de nuevo para contaros la experiencia.

Las personas que me conocéis, sabéis que me costó mucho decidir el cole adecuado, di muchas vueltas, asistí a muchas puertas abiertas, hablé con muchas mamás… Y al final mi decisión se basó en elegir el cole más respetuoso, que fuera en línea con mi manera de pensar y educar.

Creo que acerté… Solo ha pasado un mes, lo sé, es poco tiempo, pero lo que veo me gusta, el respeto que muestran a los niños y a su adaptación me gusta.

Tuvimos una semana de periodo de adaptación (a mi me gusta más llamarlo periodo de vinculación, que es realmente lo que debería ser)

Los dos primeros días solo fueron media hora y en pequeños grupos de 5 niños y niñas.

El tercer día fueron una hora y juntaron a dos grupos.

El cuarto día fueron hora y media y juntaron también a dos grupos.

Y el último día de vinculación, fueron 3 horas y ya toda la clase junta.

¿Cómo pueden hacerlo así? Pues vaya faena, pues el mío ya está más que acostumbrado gracias a la escuela infantil, pues yo no me cojo días de vacaciones para hacer ese periodo de adaptación…

Bueno… Pues sinceramente, a mi todo esto me parece muy necesario para nuestros niños y niñas.

Y ¿Por qué creo en este periodo de vinculación?

Porque realmente nuestros niños y niñas cuando empiezan esta nueva etapa en sus vidas, son todavía muy pequeños, con un cerebro emocional que reacciona de forma desproporcionada ante cambios bruscos.

No es lo mismo la escuela infantil que el colegio, no tiene nada que ver un lugar y otro, ni los maestros, ni el número de niños, ni el edificio… Entonces no pueden venir ya acostumbrados, porque les estamos llevando a un lugar completamente diferente en todos los sentidos.

Nuestros niños y niñas necesitan tiempo, paciencia, vinculación, reorganización, nuevas rutinas, nuevos caminos y todo esto lo tienen que procesar poco a poco.

Claro que es de vital importancia que la incorporación sea poco a poco y además dure no solo una semana, si no el tiempo que realmente necesite cada niño y cada niña.

Reconozco que el Pequeño ha llevado muy bien este periodo y este comienzo de curso, va feliz, sale con una sonrisa, nos canta las canciones y aunque no cuenta mucho cuando le pregunto… Cuando a él le apetece sí nos cuenta lo que hace o a lo que juega.

Las rutinas han cambiado, es duro adelantar la hora de dormir porque solo quiere jugar y jugar, pero el cansancio se apodera de él.

Claro que va feliz, es un momento emocionante, donde está con más niños y niñas, donde aprende, canta, juega, descubre…

Pero también esa adaptación a tantas cosas nuevas pasa factura…

Está más sensible, más cansado, estamos teniendo un aumento de explosiones y hasta un aumento de momentos desafiantes y difíciles.

¿También has notado esto en tu pequeño o pequeña?

Es normal, que no cunda el pánico.

¿Qué está ocurriendo?

Qué su cerebro está sufriendo cambios importantes, se está adaptando a nuevas situaciones, nuevas personas, nuevos lugares, nuevas rutinas.

¿Qué nos pasa a nosotros y nosotras cuando cambiamos de trabajo?

Estamos más nerviosos, quizá nos cuesta conciliar el sueño, estamos más cansados, tenemos que aprender cosas nuevas, rutinas nuevas, nos tenemos que amoldar a nuevas personas, tenemos que preparar nuevas estrategias y utilizar más recursos de los que estamos acostumbrados…

Y si nos pasa a nosotros…. ¿Cómo no les va a pasar a ellos?

Me da igual que sea el primer año de cole, como le sucede al Pequeño Caballero, o que ya lleven dos o tres años en ese cole.

Todos los niños y niñas necesitan ese periodo de vinculación y de adaptación cerebral a la nueva situación.

Y nosotros como padres y madres ¿Qué podemos hacer?

Debemos estar tranquilos, comprender, empatizar, observar lo que les está ocurriendo.

Debemos hablar, poner nombre a la emoción que están sintiendo, explicar qué es lo que les está ocurriendo, abrazar, conectar.

Claro que habrá un aumento de explosiones, de desobediencia, de llevarnos al límite.

Pero solo nosotros con nuestra actitud, podemos guiarles y podemos hacer que se tranquilicen.

Entonces… ¿El Pequeño Caballero se ha adaptado bien o no?

Claro que sí, está feliz (y yo feliz por él).

Ahora también tiene que adaptarse a esas nuevas rutinas y eso necesita dos cosasTiempo y Acompañamiento Emocional.

Os iré contando a lo largo el curso qué tal va este nuevo periodo, qué cambios se van produciendo en él, en mí, en las rutinas, en el día a día.

Recuerda que aquí estoy si necesitáis acompañamiento también vosotros, porque lo sé, esto no es fácil, nosotros también tenemos derecho a desbordarnos alguna vez.

Estoy para lo que necesites en el correo blogmamimemima@gmail.com

También tengo los talleres presenciales de Crianza Respetuosa en Madrid, o si lo prefieres los talleres online o los talleres grabados que podrás recibir en tu correo y visualizarlos a tu ritmo.

Y por supuesto, nos vemos en las redes, en Facebook Mami Me Mima blog y en Instagram @mamimemimablog

¡Muchas Gracias Familias! Y ¡Feliz Crianza!

Anuncio publicitario

La Verdad

“Aunque la verdad esté en minoría, sigue siendo la verdad”


Mahatma Gandhi

Antes de la vuelta al cole, volví a proponer a mi gran amiga y profe, que si quería volver a colaborar con su experiencia como docente en este regreso tan atípico.

No tengo palabras para describir lo que hay aquí escrito. Es verdaderamente desgarrador saber que tantos compañeros están sufriendo esto, saber que están desamparados y olvidados, con la simple excusa de que los niños no contagian.

Os animo a leerlo, a reflexionar y a dejar de juzgar nuestra preciosa profesión.

Ánimo compañeros, nos esperan meses duros y con mucha incertidumbre.

Y Gracias amiga, por seguir diciendo la verdad y por luchar por lo que quieres y por hacer bien lo que más te gusta y lo que tanto esfuerzo te ha costado sacar a delante.

            Cuando mi amiga Ana me propuso escribir esta entrada, no lo dudé un segundo. Me lo propuso antes de empezar a trabajar, en agosto, pero estaba segura de que iba a tener material para contar… ¡y tanto!

            Soy profesora de Educación Infantil de un cole público del sur de Madrid y me parece una buena ocasión para contar nuestra verdad, la que estamos viviendo miles y miles de maestros y profesores estos días, especialmente en la pública, y no la “verdad” que parece que nos cuentan y venden en los medios de comunicación.

            Llevo meses viendo cómo un montón de colegios (normalmente colegios con alumnado con un alto nivel adquisitivo, con unas instalaciones nuevas y perfectamente acondicionados) nos enseñan cómo han diseñado la vuelta al cole, lo seguro que parece todo, la cantidad de espacios que han habilitado… Pues siento deciros que esa no es la realidad que estamos viviendo.

            Os pongo en situación: la Administración decidió que en plena pandemia los profesores en julio donde mejor estábamos era en casa (con la correspondiente reducción de sueldo, no son vacaciones pagadas, son vacaciones pagadas a costa de nuestros bolsillos), en lugar de estar en los centros trabajando, programando el curso escolar, ayudando a habilitar aulas, haciendo listados de alumnos, estudiando situaciones conflictivas, difíciles, aprendiendo protocolos, extremando las precauciones, comprando material necesario…

            A todo esto, en julio dejan a los equipos directivos (3 personas) programando esta vuelta al cole, en escenario 1, es decir, todo sigue igual con los 25 alumnos por aula y comprando gel y jabón para lavarse las manos, además de hacer todos los trámites administrativos propios de final de curso, como por ejemplo, matriculaciones o traslados de expedientes. A finales de agosto nos dicen que no, que cambiamos a escenario 2 y a contracorriente tenemos que reducir ratios, encontrar sitio donde ubicar al alumnado y solicitar el profesorado necesario para tal fin (en una semana NO DA TIEMPO, aunque alguien crea que sí).

            Como podréis esperar, el día 1 de septiembre nos presentamos en el centro (antes no, estábamos en nuestras vacaciones, ese derecho adquirido que tenemos los trabajadores y también los maestros) y nos encontramos con que nos han cambiado de escenario y tenemos que hacer todo lo anterior descrito. Para ello nos dan 5 días en horario de 9:00 a 14:00, además de realizar los trámites habituales de inicio de curso (que suelen ser bastante tediosos). Conclusión: jornadas interminables, reuniones a contrarreloj, un trabajo físico como nunca, y todo con la sensación y garantía de que no llegas a tiempo… Y así ha sido, el día 8 se incorporaron los alumnos aún sin profesores, con aulas sin montar, con material acumulado en los pasillos… Lo que viene a ser un desastre y un peligro.

            No busco victimizar al colectivo docente, pero sí darle visibilidad. No hemos estado escondidos: hemos trabajado en el confinamiento, muchos 24/7, pendientes de nuestro alumnado y poniendo nuestros medios personales, ya que nadie nos ha dotado de material para el teletrabajo.

Además, no nos hemos incorporado físicamente al centro porque así lo ha decidido la clase política, hemos estado al amparo de lo que han ido decidiendo. Nosotros simplemente lo que hemos pedido desde que esto comenzó es tener garantías sanitarias para poder desarrollar nuestro trabajo (¿alguien no lo ha hecho?).

            Empiezo a estar cansada de escuchar que en el supermercado han trabajado, que los transportistas han repartido y que muchos trabajadores han estado ahí y nosotros no. Cosa que ya he desmentido, pero además, si yo voy al súper y hay mucha gente, no me dejan entrar y si no me pongo la mascarilla tampoco me dejan estar, ¿puedo hacer esto en el colegio? NO.

            Y bueno, si hablamos de medidas sanitarias, todo se reduce a lavarse las manos y “ventilar”. Lo entrecomillo porque normalmente los coles son antiguos, con ventilación escasa y con instalaciones desgastadas (lo que sale en la tele siento deciros que es una minoría muy reducida en nuestro país).

            Mi conclusión a esta entrada es que hemos sido dejados a la improvisación, que ha habido tiempo de hacer más y mejores cosas (obviamente el riesgo 0 es imposible que exista). Claro que queremos trabajar, claro que nos gusta, pero no somos policías ni médicos, simplemente queremos desarrollar nuestro trabajo con unas garantías básicas y coherentes con lo que se está pidiendo a la población (prohibidas las reuniones de más de 10 personas, pero en mi clase diariamente estamos 20 sin distancia ni mascarilla).

            Me da pena esta situación, teníamos la oportunidad de demostrar la importancia de la educación y de colocarla en el lugar que creo se merece, era la ocasión perfecta para prestarle atención, para mejorar condiciones, pero se ha priorizado la economía y ahorrar unos euros en la contratación de personal, y vender que no pasa nada, que los niños no contagian. Solo espero que al final del curso todos mis compañeros lo puedan contar (sí, hay profesores de riesgo trabajando, expuestos mucho más que otros trabajadores, por mucho que digan). Siento si esta frase final es dura, pero es la realidad que estamos viviendo, ya basta de echar azúcar a la vida. Los docentes somos uno de los colectivos más expuesto y hay que decirlo.

            Y ahora el que piense que tenemos muchas vacaciones y que para algo nos pagan, amablemente le invito a estudiar la carrera (y si queréis también una oposición), aprobar e ir a trabajar en plena pandemia con 20 alumnos en un aula pequeña sin distancia ni mascarilla. Suerte y ánimo.

Espero que tomemos conciencia de esta maravillosa profesión y de lo difícil que va a suponer este c

Ánimo a todos los compañeros y compañeras.

Os recuerdo que podéis seguirme en Facebook Mami Me Mima blog, en Instagram @mamimemimablog y está a vuestra disposición el correo electrónico del contacto blogmamimemima@gmail.com