«Nuestra comida debería ser nuestra medicina y nuestra medicina debería ser nuestra comida»
Hipócrates
Hace unas semanas colgaba en redes una foto de la merienda del Pequeño Caballero y preguntaba qué quién creíais que se la comería si el muñeco de Spiderman o el Pequeño.
La respuesta fue muy sorprendente… prácticamente todas las respuestas fueron que sería el muñeco…
A continuación, pregunté si queríais que escribiera este post y os contara como es nuestra rutina de alimentación y como hemos creado estos hábitos saludables en casa.
Y la respuesta también fue sorprendente y gratificante… 100% sí.
Creo que este tema importa en casa, en el día a día, en la educación, ya que estos hábitos, saludables o no, que se implantes en los primeros años de vida, quedarán e influirán durante toda la vida de nuestros hijos e hijas.
Me parece fundamental crear estos hábitos y no solo en la comida, sino en todos los aspectos de la vida.
Pero el tema de hoy son los hábitos en la alimentación…
Os hago una pregunta… ¿Creéis que lo de siempre, lo que se ha hecho toda la vida, es siempre lo mejor? ¿Es eso siempre lo que funciona? Y si no funciona… ¿Por qué nos cuesta tanto cambiar ese patrón?
Desde que nació mi Pequeño he procurado darle una alimentación sana, empezando por la lactancia materna y siguiendo hasta el día de hoy.
Reconozco que he cometido errores, reconozco que en ocasiones me he “dejado llevar por lo de toda la vida”
Pero a medida que él crecía y yo crecía con él, en experiencia y conocimientos, he ido eliminando alimentos poco saludables e incluyendo alimentos necesarios para toda la familia.
También reconozco que no he sido amiga de los preparados, ni de los potitos, ni tampoco de la “fruta envasada” tampoco de los zumos, batidos o actimeles…
Procuro que todo lo que coma el Pequeño esté preparado en casa, de forma saludable y lo más natural posible.
Las rutinas, que importantes son… benditas rutinas para toda la familia…
Las rutinas ayudan mucho a los niños a centrarse en el momento del día en el que están, les ayuda a saber que vendrá después, les calman, les guían, así que es muy importante que aprovechemos esas rutinas para inculcar los hábitos que creamos importantes en nuestro día a día.
Nuestras mañanas empiezan con un buen desayuno, normalmente yo desayuno antes, pero siempre dejo pequeñas pistas o restos para que vea que ya he desayunado y que ahora le toca a él.
Cuando pasó de la leche de fórmula a la leche de vaca, me daba miedo de que no le gustase… no quería añadirle cacao en polvo por la gran cantidad de azúcar y procesados que contiene, así que nunca se lo ofrecí… y ¿Sabéis que pasó? Que le encantó la leche así, tal cual, blanca.
Es importante variar el desayuno y no ofrecer siempre la opción rápida (en nuestro caso galletas) así que podemos aprovechar la calma del fin de semana para ofrecer tostadas o bollería casera hecha con ellos.
Y llega la hora de comer y la gran pregunta ¿Qué preparo hoy? Esto a mi me agobiaba mucho y más porque no soy una gran cocinera…
La solución… Hacer el plan semanal de comidas y cenas, de esta manera ya lo tienes todo pensado, además puedes jugar con las combinaciones de verduras y hortalizas y que todos los días coma de todo.
En casa comemos un día a la semana pescado, otro día ternera, otro cerdo, dos días pasta, otro legumbre y un día pollo.
Procuro variar las recetas, pero siempre con el toque de verduras (ternera en salsa de verduras, puré de verduras y filetes de pollo, pescado con verduras al horno…)
Y si a medio día no ha comido verdura (algunos días comemos filete a la plancha con patatas fritas y bien rico que está) pues por la noche le pongo pisto de verduras acompañando el pescado o la tortilla, por ejemplo, compensando así la falta de verdura en la comida.
Lo mejor… No obsesionarse… Ofrecer de todo, variado, con sabores naturales y poca sal.
Algo muy bueno también… Que toda la familia coma lo mismo.
Sé que es complicado que todos comamos a la vez… Pero por lo menos sí comer lo mismo y los días de descanso, procurar comer todos juntos.
Como ya sabéis… Lo mejor para nuestros hijos es nuestro propio ejemplo.
Y llega la merienda… En casa quizá la peor de todas las comidas…
La merienda siempre es fruta. En verano es mejor, hay mucha variedad, pero cuando llega el invierno… La cosa remite y encima el Pequeño es bastante reacio a probar nuevas frutas (no salimos del plátano, melocotón, uvas y melón)
La fruta creo que es lo que más le ha costado comer… Siempre se la di en puré (lo de siempre) pero ahora creo que debería habérsela ofrecido entera…
la solución para que meriende cada día… Ser un ejemplo y merendar juntos siempre algo de fruta.
Y cuando no quiere fruta… Pues no ofrecer nada más hasta la cena, haciendo que viva esa consecuencia lógica de tener hambre por no merendar.
La cena llega pronto, que con el cole nuestras rutinas se han reestructurado también.
Las cenas siempre van en compensación con la comida. Si ha comido pescado le ofrezco algo de carne, unas chuletas de cordero, por ejemplo; si ha comido un buen plato de verduras, puedo optar por una tortilla con jamón y si ha comido carne, le ofrezco pescado con pisto.
Por ello insisto en el plan semanal de comidas, para compensar comidas y cenas y sobre todo para no comernos la cabeza con la cocina.
Procesados, preparados, comida basura, chucherías, rebozados, bebidas azucaradas o gaseosas, zumos, batidos… todo está descartado, no hay nada de eso en casa para no caer en la tentación de darlo o de que lo pueda ver.
Alguna vez he tenido que escuchar que soy un poco (o bastante) “ogro”
Sí, quizá sí, pero creo firmemente en estos buenos hábitos, en esta alimentación saludable y en que estos hábitos de alimentación realmente crean patrones en nuestros hijos e hijas.
Además, os diré, la alimentación en casa ha cambiado mucho, ahora todos comemos mucho más sano, con una dieta rica en verduras y frutas y una alimentación donde todas las semanas comemos de todo.
Cuando empezamos con la alimentación complementaria, empezamos con los purés de toda la vida, pero enseguida pasamos al entero, a los trozos, a que comiera lo mismo que nosotros. Y os diré que fue un gran acierto, ya que a día de hoy, el Pequeño come de todo y si hay algo que le guste menos, le respetamos, sabemos que comerá menos, pero no se lo dejamos de ofrecer.
La pandemia también ayudó a crear estos buenos hábitos y estas buenas rutinas de alimentación y durante el confinamiento pudimos disfrutar de comidas y cenas en familia, lo que ayudó a sentar una buena base.
Ahora es más complicado, pero comemos juntos siempre que sea posible.
Otra buena manera de integrarles en esta vida de hábitos saludables es haciendo que ellos mismos se involucren en la preparación de los platos.


Podemos dejar que estén en la cocina y nos observen, podemos dejarles probar los alimentos, nombrarlos, cortarlos juntos y añadirlos al recipiente donde estemos cocinando.
Si hay una comida que le cueste comer, podemos hacer que la prepare con nosotros.
El Pequeño odiaba el puré (y con razón… creo que en su día comió demasiados… ya sabéis, lo de siempre es mejor…) hasta que empezó a cocinarlo conmigo, desde entonces dice que está más rico porque él le pone mucho amor ¡Y en verdad, es así!
Todo con cuidado, confianza y con vigilancia constante, pero os aseguro que la comida está más rica si ellos ponen su ayuda.
Nuestro cuchillo es de Ikea, está afilado, pero tiene una punta redonda y siempre lo utiliza bajo nuestra supervisión.
Y de verdad, ser su ejemplo.
No podemos pedir al pequeño o pequeña que coma fruta si nosotros nunca comemos.
Llevamos mucho tiempo con estas rutinas, en casa ya las tenemos muy asumidas y van muy rodadas, espero haberos ayudado a crear también las vuestras, pero recordar que estos hábitos son muy importantes en todos los aspectos de nuestra vida y que los podemos implantar gracias a nuestro saber hacer, paciencia y los límites que marquemos.
¡Os animo a seguir así! Pero si tenéis dudas o no sabéis como abordar alguna situación… no dudéis en poneros en contacto conmigo en el correo blogmamimemima@gmail.com
También nos vemos en redes sociales Facebook Mami Me Mima blog e Instagram @mamimemimablog
¡Muchas Gracias Familias! Y ¡Feliz Crianza!